Fundación Caja Rural Granada colabora con Proyecto Hombre en la rehabilitación de mujeres con problemas de adicción
El programa de ayuda se lleva a cabo en el primer piso de acogida de la provincia, destinado a este colectivo
Fundación Caja Rural Granada continúa colaborando con Proyecto Hombre en la rehabilitación de mujeres con problemas de adicción. La Entidad patrocinó hace tres años la reforma íntegra del primer piso que existe en Granada para la acogida de este colectivo. La vivienda, situada en la Zona Norte, se inauguró en junio de 2019, aunque el retraso de los permisos de habitabilidad del inmueble y la irrupción de la pandemia han demorado su ocupación hasta hace cinco meses. Actualmente 5 mujeres ocupan las 9 plazas disponibles.
El presidente de Caja Rural Granada y su Fundación, Antonio León, ha visitado el domicilio, junto al director de Proyecto Hombre, Manuel Mingorance, quien le ha explicado los detalles del programa apoyado por Fundación que se está llevando a cabo en este mismo espacio para favorecer la incorporación social y laboral de las convivientes. Con este alojamiento, se da cobertura a necesidades básicas de alojamiento, manutención, acompañamiento e intervención educativa-terapéutica, seguimiento médico, farmacológico y psicológico. El objetivo es crear un entorno motivador donde propiciar una convivencia normalizada y fomentar la autonomía de las personas atendidas, que se responsabilizan de horarios y de las actividades diaria de limpieza, compra, cocina…
La vivienda cuenta con psicólogos, terapeutas, trabajadores sociales y abogados que las supervisan y asisten los 365 días del año y las 24 horas del día. Los profesionales admiten que uno de los momentos más difíciles a los que deben enfrentarse es cuando tienen que decirle a alguna de ellas que no están preparadas aún para ver a sus hijos. “Estas mujeres, explican, sufren doblemente, porque, en el 100% de los casos, detrás del consumo hay un problema de abuso físico o psicológico”.
Aunque los perfiles de usuarias son muy diversos, la mayoría de las ellas tienen entre 30 y 50 años y provienen de un contexto sin hogar ni red familiar de apoyo. “Lo normal, añaden, es que su estancia dure entre 3 y 5 meses”.
Estigmatización social
Proyecto Hombre atendió en 2019 a 62 mujeres en todos sus programas. El porcentaje de población femenina que consume sustancias legales e ilegales aumenta cada día y, sin embargo, la proporción que pide ayuda es muy pequeña, un 16% frente a un 84%.
Las mujeres soportan una mayor presión social debido a los roles preestablecidos por género (deben ser las madres, parejas y amas de casa perfectas, luchar por la igualdad de oportunidades en el trabajo y encontrar tiempo para cuidar su físico), pero sienten una mayor culpa y más vergüenza a la hora de admitir su problema. La sociedad es menos permisiva con ellas debido a que les reprocha que hayan antepuesto esta dependencia a su papel de madre o cuidadoras de padres y parejas. Esas cargas familiares también les dificultan su acceso a los tratamientos.
La invisibilidad de las mujeres en el ámbito de las adicciones y la estigmatización de la sociedad ante una realidad creciente provocan que los problemas de drogradicción entre la población femenina sean, en definitiva, mucho más graves y que necesiten programas y recursos de atención muy específicos.
Las mujeres atendidas por Proyecto Hombre tienen una media de 40 años y comienzan su consumo, principalmente de alcohol, a una edad más tardía que ellos. Un 10% vive con sus hijos, mientras que este porcentaje en los hombres solo llega al 1%. Padecen problemas de salud crónicos en mayor medida y más ansiedad y depresión que el colectivo masculino
Esta desigualdad se ha visto incrementada por la crisis sanitaria del COVID-19, que en términos generales ha acentuado las situaciones de vulnerabilidad en la que se encuentran los colectivos más desfavorecidos.